La ilusión de crear objetos con los más pequeños en Navidad

Les permite expresarse, y nos enseñan cómo ven ellos el mundo real. Al combinar lo real con lo fantástico, desarrollan y trabajan el lóbulo derecho de su cerebro, además de hacerles pensar.

De la misma forma, estos trabajos manuales desarrollan la paciencia y la perseverancia, al comprender que deben seguir el paso a paso, o al tener que recordarlos cuando quieran volver a repetirlas, o en el caso de que se equivoquen o el resultado no sea como el esperado.

El niño debe centrar sus sentidos exclusivamente en una sola cosa, aprendiendo así a fijar su atención y concentrarse de un modo paulatino. Y sin lugar a dudas, esto influirá positivamente en sus estudios y trabajos futuros.

Las manualidades también desarrollan la memoria. Al prestar atención y fijarse en cómo trabajan los adultos, los niños deben memorizar la secuencia de los pasos para copiarlos y obtener los mismos resultados.  Y recordarlos para la próxima vez que desee utilizarlos.

También beneficia la psicomotricidad general, y en particular el área motora fina, lo que quiere decir: la facilidad en el manejo de los dedos y las manos como herramientas, lo que acaba por fortalecer también los músculos que los componen.  

Ayudan a reducir el nivel de estrés de los más pequeños. Las manualidades son una forma de distraerse, y olvidarse por ejemplo de la tensión de los deberes y los exámenes.

Es una forma estupenda para interactuar con otras personas. En general, las manualidades pueden realizarse en grupo, o al menos los niños deberán interactuar contigo mientras les explicas y enseñas.

El niño se ve capaz de afrontar un reto y lograr un objetivo. Y porque se sentirán muy orgullosos luego enseñando sus creaciones a sus amigos y familiares. Así que ya sabes: lo relevante no es que los pequeños sean grandes artistas, sino que se expresen a través de las manualidades, y hacerles sentir que su manualidad es única y especial, valorando su esfuerzo y trabajo.